La Distinción Como Instrumento De Cambio
Una organización no es solo su historia, es lo que elige ser.
Vivimos en un contexto de superabundancia.
El conocimiento técnico está al alcance de cualquier persona, sin distinguir nivel educativo o geografía.
Cada día aparecen nuevas herramientas y marcos conceptuales.
Pero, esta hiper-abundancia genera otro desafío:
Muchos significados para lo mismo.
El problema ya no es acceso a la información. Es la necesidad de elegir qué significado queremos.
Una organización se mueve por la calidad de sus conversaciones.
Y esas conversaciones dependen del lenguaje. De qué palabras usamos y con qué sentido.
Ahí entra la distinción:
El uso consciente del lenguaje que separa lo que ya no funciona, de lo que estamos creando.
Vamos con un ejemplo:
El concepto de "resistencia al cambio".
Este término está totalmente obsoleto. Es una visión mecánica y lineal de las relaciones humanas que no contempla la complejidad actual.
Siempre asume una oposición frente al cambio que hay que gestionar o eliminar.
Pero, ¿Qué pasa cuando esa "resistencia" es multi-causal?
¿Resiste una persona por la historia de la empresa?
¿Porque hay conflicto entre áreas?
¿Porque no adopta el nuevo sistema?
¿Porque tuvo un mal día?
La idea de resistencia, como algo único y medible, se vuelve ciencia ficción en contextos complejos.
Y además:
¿Qué beneficio real tiene etiquetar a las personas como "resistentes" o "opositoras"?
¿Qué tipo de cohesión puede generar esa narrativa?
Es más útil hablar de dos fenómenos naturales: fricción y distorsión.
Fricción: alterar o deformar los hechos, consciente o inconscientemente.
Distorsión: oponerse al curso de los hechos, directa o indirectamente.
La premisa natural:
Siempre, en todo momento, estamos en fricción y distorsión en una organización, no hay un estado 0.
La diferencia está en el nivel:
Baja fricción y distorsión: personas abiertas al feedback, que ajustan sus acciones y colaboran.
Alta fricción y distorsión: personas que actúan en contradicción con sus mensajes, afectando la dirección del negocio.
Por eso la palabra "resistencia" ya no es funcional.
Todos alteramos, generalizamos y distorsionamos nuestra realidad cada día.
Aprendimos que el fuego quema solo una vez.
Sabemos que crear implica deformar lo anterior.
Cambiar es distorsionar lo existente hacia algo nuevo.
Cambiar es literalmente humano.
Y para acompañar ese cambio, tenemos que dejar de operar con lenguajes que buscan mecanizar el comportamiento.
La distinción no es un tecnicismo.
Es el instrumento que permite que el cambio ocurra.
Julián.-

